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Deleite sonoro de Perú y México

  • Texto: Andrés M. Méndez | Foto: Cecilia Godínez
  • 28 abr 2016
  • 3 Min. de lectura

Cierra los ojos, respira lentamente y navega por un mundo asombroso guiándote por el ritmo de Pumcayó y Kanaku y el Tigre –banda invitada- pues estos dos grupos crean magia en cada nota que ejecutan, te hacen vivir en un trance al mismo tiempo de hacerte querer bailar.

El Teatro Vivian Blumenthal se encuentra lleno, se apagan las luces, sólo una luz cenital violeta en el escenario, dan presencia Kanaku y el Tigre conformado por: Nico Saba, Bruno Bellatín, Rafo de la Cuba, Marcial Rey, Gisela Giurfa Fernando Gonzalez y Manuel Loli, todos ellos provenientes de Lima, Perú.

Este quinteto inició con cuatro voces pacíficas llevándonos de la tranquilidad a la intensidad gracias a Gisela (la baterista) que en toda la presentación nos dejó sin aliento por la fuerza y ritmo que provocaba en nosotros, no sólo en batería sino también en djembé. Siendo lo mismo con los demás integrantes, pues en cada canción uno tomaba parte del protagonismo dando a relucir el gran talento que tienen como músicos.

En muchos momentos nos hicieron mover las cabezas con su ritmo, nos invitaban a pararnos de los asientos y disfrutar de su música mientras bailamos, o simplemente nos dejábamos llevar por su música trascendental. Y es que su género Peruvian Psychedelic Folk nos hipnotizó en todo momento. Como lo hicieron en su quinta canción titulada Si te mueres mañana dándonos una bonita reflexión sobre la vida al mismo tiempo de mover el cuerpo para bailar de alegría.

Y esta banda, además de talento, trae consigo el carisma de Perú, pues entre varias canciones realizaron interacción con el público causándonos risas todo el tiempo.

Antes de proseguir, comienzan a presentarse uno por uno recibiendo el cálido aplauso del público, y al finalizar el último nombre, dan inicio a su última canción de la noche Pulpos, una pieza increíble con el son del djembé como fondo y voces con una hermosa transición a lo bello.

Son despedidos con fuertes aplausos en todo el teatro, nos dejan con un gran sabor de boca y con enorme emoción para recibir a la banda esperada: Pumcayó.

Después de un breve intermedio para digerir a la primera banda, se apagan las luces dejando sólo una luz cenital blanca en el escenario. Un silencio invade el lugar. Entran al escenario los integrantes de Pumcayó siendo recibidos con fuertes aplausos y entre ellos varios gritos para animarlos. Chelo, Federico, Paco, Rulo y Saúl integran la banda tan aclamada por el público, y mientras los aplausos continuaban, ellos se posicionaban para dar inicio. El corazón de cada espectador comenzó a retumbar con los golpes de tres toms de pie situados dos en cada extremo y uno en el centro. Nos paralizaron con el ritmo que transmitían en cada segundo para así recibir su siguiente instrumento, un ukelele creando gran energía en el escenario seguido de varias voces al unísono de la canción. Así nos dieron la bienvenida.

Al finalizar su primera pieza, el vocalista, mismo que usó el ukelele y un tom, pasó a la batería y todos cambiaron de lugar para quedarse ahora sí en su posición de toda la noche. Polifacéticos fue la palabra que exclamé al observar eso.

Sin duda este quinteto está diseñado para crear buena música. Pumcayó tiene una esencia asombrosa, la voz de Saúl nos llevaba a otro mundo, y aún más cuando se unían las segundas voces dando una melodía perfecta en cada una de sus piezas.

El público se los agradecía con una inmensidad de aplausos por cada canción que finalizaban, pues de tenernos en un trance, daban por concluida cada canción rápidamente –o eso sentíamos al disfrutarlas tanto- haciéndonos querer escuchar aún más de cada pieza.

Y en una pequeña interacción, uno de los integrantes nos informa que el vocalista Saul está tocando para nosotros aún siendo su cumpleaños, así que toda la noche se volvió una fiesta con ellos. Varias de sus canciones nos transmitían ganas de bailar y escuchar de sus voces e instrumentos hasta que amanezca.

Se entregaron en totalidad al público y nosotros a ellos en una de sus canciones titulada

Luciérnagas, debo decir que aún continúo con la misma emoción de esa pieza. Las luces difusas, cuatro voces siendo una misma, la intensidad de los instrumentos que tomaba forma poco a poco. Una canción poderosa y hermosa.

Finalizaron con una canción acústica en inglés, sólo la fuerza de sus voces y el ritmo que transmitían nuestros pies junto con ellos.

Así terminó su presentación Pumcayó. Sin embargo nos dieron una sorpresa tanto una banda como la otra, pues se juntaron todos en el escenario para darnos un último regalo, un cover de Cecilia en acústico con ayuda de los aplausos de todo el público; una imagen hermosa para las dos bandas que nos regalaron una noche increíble. Entre abrazos, agradecimientos y aplausos, cada uno de los integrantes fue abandonando el escenario.

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