Entrevista: Tomi Soko (pt. 2)
- Nidia Beltrán
- 29 ago 2016
- 3 Min. de lectura
Entrevistamos al artista circense de Buenos Aires que se presentó recientemente en la última edición del Festival Internacional de Circo Periplo. Aquí (la segunda de dos partes de la entrevista) nos habló a grandes rasgos de su show La Ceremonia. Pudimos platicar también de la actualidad de la industria circense y de su particular formación como artista.

Foto del archivo de Sombra Emergente
Cuando te presentas, ¿qué esperas del público?
"Yo espero que se rían. No en todos los momentos, pero hay momentos en los que sé que se tienen que reír. También busco que vivan sentimientos contrapuestos, y que esas tensiones que vivimos en una experiencia teatral o escénica, se resuelvan en preguntas o reflexiones sobre el mundo que nos rodea y las acciones y decisiones que tomamos en él.
"Yo espero risas porque la risa me alimenta mucho
y me coloca más en escena."
¿A partir de cuándo empezaste a buscar que tus presentaciones fueran interdisciplinarias?
"En Francia, que tenía que hacer tres presentaciones por mes, me di cuenta que para lo que yo tenía que decir, eso que nacía de mi fuero mas íntimo, el malabar me quedaba corto. No era suficientemente amplio por lo tanto su capacidad de expresión llegaba hasta cierto territorio.Entonces fue necesario explorar en otros lenguajes, que ya los venía probando en escena, pero fue necesario afinar esa búsqueda para abarcar otros temas.
¿Crees que la industria y las escuelas están apuntando a la interdisciplinariedad?
"Yo creo que sí, depende igual qué escuelas. Pero cada vez hay más festivales de artes escénicas donde se puede conjugar todo. El circo, por su propia esencia, es interdisciplinario. Es un medio que permite múltiples lenguajes.
"Son espacios que permiten la reunión de las artes; la reunión de lo diferente.
Porque es a partir de lo diferente que se construye un universo."
"Las escuelas de circo, lo que tienen es siempre teatro y danza: de distintas líneas en seminarios y clases.
¿Cómo llegas a la construcción del show La Ceremonia?
"La primera parte, improvisando en la escena underground de Buenos Aires, es un espacio de prueba y error.
"Al tiempo se fue afinando, fueron como dos años de improvisar."
"La premisa básica siempre fue con las pelotitas, En otro momento le agregué los panfletos, en otro la música, en otro el vestuario, en otro vi que había una posible estructura, y hubo algunas personas que me fueron guiando desde fuera. A partir de esas miradas yo fui logrando construir una estructura y la reflexión propia de ideas que quería meter.
Todo eso fue caminando en paralelo, luego se empezó a unir. Cuando las cosas se unen y tienes un boceto de estructura, empiezas a decir 'ah ok, entonces acá falta esto...'
En la última etapa de la creación, tuve la suerte de encontrarme con Gabriel Paez, actor y director, armamos un equipo que me permitió vivir y reflexionar sobre la puesta en escena durante el ensayo y ya no tanto en la improvisación pura. Esto permitió potenciar más las escenas que había.
"Hay cosas que se caen de maduro."
"Hay veces que no puedes apurar la creación artística. Sale la convocatoria de un festival, y el show no está completo. La creación tiene un tiempo paralelo al mercado donde tienes que -sí, ser perseverante-, pero hay cosas que no sabes cuándo van a caer.
A veces es medio frustrante, pero se logra.

Foto del archivo de Sombra Emergente
¿Qué balance crees que deba haber en la formación de un artista entre una formación académica y una formación práctica, de experimentación con el público?
"Yo tuve la suerte en esta escuela de Francia (Centre des arts du cirque Le Lido) que era una escuela que apuntaba mucho al proceso creativo y de desarrollar una firma artística. En eso nos pedían presentar mucho; en todo el transcurso de la escuela habré hecho veinte presentaciones a público y muchas entre nosotros. Entonces era un constante construir y destruir. Eso me dio mucha soltura en escena.
"Como los pilotos tienen horas de vuelo, los artistas tenemos horas de escena."
"Lo que creo que te da una institución, más allá de su línea artística y pedagógica, es la capacidad de internarte en un proceso durante años. Esa capacidad de inmersión es lo que te permite la búsqueda. Yo creo que no importa si un artista es autodidacta o se forma en cursos, sino su capacidad de inmersión y de presentación continua.
"Hay gente que se forma un montón, pero no está la experimentación escénica, entonces ahí falta algo. Y del otro lado, está esa gente que tiene la capacidad de inmersión en una institución, pero cuando la institución -a mi criterio- tiene una línea artística muy marcada, me genera la pregunta de '¿por qué formatear tanto a la gente y no permitirles un espacio de investigación y creación propia?'
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