“Nosotros Estamos Aquí”
- Texto: Carmen De La Torre | Foto: Memo Vargas
- 11 may 2016
- 3 Min. de lectura
El Lunes pasado el foro Larva experimentó una forma de unión diferente entre la gente. El montaje “Nosotros Estamos Aquí” a cargo de Olga Gutiérrez fue la razón de que esto sucediera. Pero antes de cualquier cosa hay que plantear la pregunta que generó el desenlace de la presentación: “¿Quién nos gobierna?” Piénsalo … ¿listo? … ahora lee.
Con una pantalla y un proyector frente a todos, una tela blanca cuadrada en el piso, un cartel negro en medio y una guitarra con pedales en la esquina superior izquierda, fuimos parte de una presentación que se fue armando entre el público.
Dividido por escenas que iban marcando indicaciones en el proyector, el montaje se fue desarrollando. “Escena 1: Los espectadores toman la escena”. Una, dos, tres personas se levantaron y caminaron al centro del cuadrado blanco en el piso. El cartel negro se levantó del suelo y fue pasando de mano en mano por la audiencia. Era tomado con una firmeza que me recordó al de los carteles en las marchas, cuando la gente se junta y recorre las calles por una causa. Los espectadores que pasaron iban familiarizándose con el lugar, “¿Quién toca guitarra?” se leía en la pantalla, un chico se acerca y comienza a tocar las cuerdas. Los demás siguen caminado por el lugar.
Se acerca otra chica del público, un poco tímida, y se comienzan a escuchar los acordes de la canción “Only You” de The Platters . “¿Quién pasa a bailar?” pregunta ella tiernamente, un chico responde al llamado y se acerca a ella. La toma de la cintura y comienzan a bailar. Hay una luz amarilla tenue, un ambiente acogedor y los chicos bailando tan cerca uno del otro que podían rozar sus narices.
“Only you can make this world seem right
Only you can make the darkness bright Only you and you alone"
Te dejaste llevar y la canción terminó. *SUENA UN TELÉFONO* un chica contesta, recibe indicaciones. No vendrán actores. Está bien, es parte de montaje, nos las vamos a arreglar ya que de eso se trata, es dirigir o dejar que nos dirijan, el público escoge dirigir. Comenzamos a pensar que el montaje es nuestro, cuando llega una mujer vestida de negro, luego un hombre vestido de negro y después otra chica con el mismo disfraz. Los tres comienzan a hacer diferentes expresiones corporales, demostrando diferentes personalidades.
“Espacio para gritar” se lee en la pantalla. Los tres personajes tratan de gritar, tiemblan sus brazos, tiemblan las piernas, tiembla la cara, la boca abierta, los ojos saltones, pero ¿y el sonido?, nada, es sordo. “Espacio para gritar” se lee. La tensión sube, el público toma micrófonos y comienzan a hacer ruido. Los tres personajes se desatan, expresiones corporales violentas, empieza a emerger la voz, el sonido rasgado de un grito, la desesperación y el llanto que lo acompaña. Comienza a haber un clímax. El hombre toma la guitarra y comienza tocar, riffs pesados, voces por todos lados, cuerdas, mixes, gritos, llantos, saturación del sonido, manotazos, muecas y exclamaciones vuelan por el aire.
Se aceleran, patalean, una llora, la otra se enoja, el otro escupe. Es un ambiente hostil.
Es caos.
¿Cuándo dejo el público que esto pasara?, ¿dónde quedo el orden?, ¿dónde quedo la serenidad e inocencia de ese baile entre dos chicos?, ¿cuándo perdimos la dirección del montaje?
He ahí el mensaje… ¿cuándo perdimos la dirección del lugar donde existimos aquí y ahora?, ¿cuándo dejamos que hicieran lo que quisieran frente a nuestros ojos?, ¿cuándo nos volvimos espectadores de nuestra propia vida, de nuestro propio país?.
Violencia, ansiedad, enojo, llanto, saliva, sudor, dolor, depresión, opresión, impotencia, oposición, debilidad, abuso, asesinos, violaciones, feminicidios, desaparición, hombre, mujer, niño, hijo, madre.
¿Cuándo dejamos de dirigir para ser dirigidos?
¡AH! Olvide mencionarlo, el cartel negro en medio del piso tenía algo escrito.
¿Qué decía?, era una especie de recordatorio en forma de pregunta, algo así como:
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