El Arte como Discusión, no Propaganda
- Texto: Nidia Beltrán | Foto: Memo Vargas
- 26 jun 2016
- 2 Min. de lectura

ADVERTENCIA: Este acto de circo no es para reírse.
Como tercera noche de espectáculos del Festival Internacional de Circo Periplo, el tallerista argentino Tomi Soko presentó su número: La Ceremonia. Una pieza de teatro físico con algunos actos de malabares.
La obra presentó temas delicados con un aire de crítica profunda y cinismo. Ubicado temporalmente en los años 30's, el personaje principal se presentó con dos posibles lecturas: un escritor o un trabajador dentro de la burocracia. Estas dos lecturas fueron desarrollándose y teniendo sus momentos de clímax, sin importar cuál eligiera el público

En el desdoblamiento del personaje, Tomi Soko se fue viendo en una atmósfera cada vez más asfixiante, en donde el pensamiento creativo no tiene lugar. Así, el conjunto de ideas generadas previamente -por él o por alguien más- es lo único que puede escribir. Nada de creación, sólo reproducción.
Como artista, el escritor se ve estancado en un espacio árido donde solía haber una laguna, una fuente de inspiración. Un escritor sin pluma; un artista condenado a repetir las mismas creaciones que ya no son más que un régimen totalitario.

Como burócrata, el obrero se convierte en una máquina, una parte del proceso del que sólo se esperan resultados contundentes. Alguien a quien se le roba todo el potencial de ser humano, las infinitas posibilidades de convertirse grande; para en vez de eso hacerlo sólo un peldaño en una carrera política.
De una u otra forma, se le quita toda humanidad al personaje, automatizándolo en pasos a seguir de una receta.

Con el mismo ritmo, se presenta continuamente el concepto de la propaganda. Primero sutilmente, como el compartir una idea, una forma de vivir; para después hacerse un método violento de impregnar a quienes creen estar ahí por una comedia para convertirlos en un ejército sin voz propia.

Entonces me fue inevitable preguntarme, ¿en qué punto termina la verdadera plática en torno a ideologías y comienza la propaganda? Porque todos creíamos entrar a Foro Periplo a soltar una buena carcajada y sorprendernos con los número malabarísticos de un artista circense argentino, y no a una pieza de crítica profunda a un proceso social que está muy lejos de terminar.

Supongo -para mi propia sanidad- que el límite está en que se haga una verdadera discusión y que se compartan ideas de manera de retroalimentación. Platicar, conocernos, ser humanos frente a frente y no ser sólo un reproductor de ideas ajenas, desde lo más sutil e insignificante, hasta lo más trascendente.
Y es que, fuera de mi opinión personal, como Nidia Beltrán, sí, podría hablarles del virtuosismo en malabares que tiene Toni, que no se duda en ningún momento de los amplios conocimientos que transmitiría a sus alumnos en esta semana de seminarios dentro del festival. O de las técnicas elaboradas de movimiento para el teatro físico que emplea. Pero creo que más allá de eso, lo verdaderamente trascendental es el discurso que da a través de todos los mencionados elementos. Y la historia que crea con su libertad de artista: la que sí tiene, y cómo se rebela contra un sistema de opresión y censura.

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