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Muestra de Circo: Bruta

  • Carmen De La Torre
  • 30 ago 2016
  • 3 Min. de lectura

La Muestra de Circo 2016 en Foro Periplo llegó a su fin y dejó un buen sabor de boca para los que tuvimos la oportunidad de ir a apreciarla. El 27 de Agosto el programa de mano marcaba la función de “Bruta” a cargo de Cabaret Capricho. La breve descripción decía “Una comedia de reacciones crudas y belleza física pura” y no mentían.

La obra comenzó con dos chicas tímidas, una tenía cabello corto chino, la otra cabello largo lacio. Las dos desde el principio tenían personalidades muy contrastantes, representando a diferentes mujeres. Dos mujeres en un espacio que se fue trasformando conforme pasaba el tiempo, desde un fondo oscuro dividido por una manta de colores, hasta un espacio completamente azul acompañado de un teclado.

Las chicas lograban en momentos diferentes tener riendo a la gente, se ponían en situaciones desafiantes y a pesar de los fracasos seguían tratando y tratando. Desde caminar por una cuerda floja que jugaba con nuestra perspectiva, hasta enamorar a un chico del público que al final no quería ser amado. Lo importante de la obra, fuera de hacer reír a la gente, era lo que venía de trasfondo y que se fue haciendo evidente cada vez más cerca del final.

Cada que un acto terminaba, se iban haciendo evidentes los indicios de cómo todo iba hacia lo que tiene que representar una mujer en la sociedad o lo que se espera de ellas. Desde marcar el cómo una mujer reacciona a una relación sentimental; con este amor desmesurado/ inquebrantable/ bruto, hasta el cómo está mal visto no rasurarse las axilas o no comportarse frente a un público.

En el punto culminante de la función fue cuando las dos chicas se despojaron de sus prendas quedando sólo en ropa interior de color carne, paradas sobre una manta blanca a la cual le pusieron pintura roja y bailaron sobre ella. En ese momento podíamos pensar que sólo era eso, hasta que dos cuerdas levantaron la manta y pudimos ver que estaba enmarcada con madera, simulando lo que podría ser una toalla femenina, la cual las chicas procedieron a destruir.

Las dos chicas quedaron en medio del marco de madera y comenzaron a simular cómo se operaban diferentes partes del cuerpo; en este punto fue que me di cuenta de lo que pasaba en realidad y lo bien construida que estuvo la obra. Nos llevaron de la mano todo este tiempo entre risas, espontaneidades y situaciones tan cotidianas, que no nos dimos cuenta de que estas chicas tímidas se estaban transformando y en un arranque de casi neandertalismo destruyeron todo lo que las rodeaba.

Al final ahí estaban las dos, en medio de un marco construido por lo que las rodeaba, jalando sus pieles, sus muslos, sus caras, sus brazos, para ser reconstruidas por ese marco. Hasta que una de las chicas tomó la decisión de ir por una caja con un letrero en ella que decía “Todo de mí” y junto con su compañera abrieron la caja de donde sacaron pinceles y comenzaron a pintar el marco, prendieron fuego a un papel y procedieron a quemar aquel marco. En un silencio atónito: lo único que se escuchaba era la madera crujiendo, volviéndose una con el fuego, quemándose, destruyéndose, porque así lo quisieron ellas.

Destruyeron el marco que las retenía.

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