Me declaro prófugo
- Columnista: Elías Leonardo
- 17 ene 2017
- 2 Min. de lectura

Me escribe una amiga para saludar y de paso para preguntar cuándo me caso. Hace hincapié en que estoy por cumplir 35 años, edad en la que ya se fue el tren, según su percepción.
Sentado frente a la computadora, desaliñado y sin rasurar, tomándome mi café mañanero, con Feria (la perra) ladrándole a las moscas, considero que mi amiga ha formulado mal su cuestionamiento. Aquí tan entero y cotidiano en mi soltería, si yo fuera ella, me preguntaría hasta cuándo pienso enamorarme con seriedad otra vez. Puntualizo “seriedad” porque luego ahí va uno a disfrutar de beso y apapacho sin compromiso entre ambas partes.
Ella sabe que muchos hombres de su entorno estamos solteros por diversos motivos. Uno de tantos tiene que ver con la cobardía de ofrendar de nuevo el corazón. Sí, da miedo. Podemos argumentar mil excusas para huirle al tema, sin embargo llega un buen día la vida para confrontarnos sin buscarle culpables al asunto.
¿Miedo a qué? Al rechazo, a no cumplir las expectativas, al tedio, etcétera. La verdad es cómodo ocultarse en los pretextos para no entrarle al toro por los cuernos pero llegan a cansar, si no es que a pesar. Lean, aquí me tienen escribiéndoles.
“Te hicieron mucho daño aquellas viejas”, dirá uno de mis amigos. Se equivoca. A final de cuentas el daño me lo hice yo mismo. Hay que decirlo: a veces nos aferramos a prolongar relaciones que suplican su culminación con desgaste evidente. Nos hacemos tontos, ¿o no? Aguardamos llegar al límite hasta que un suceso desagradable impone la ruptura. De igual forma, en aras de querer satisfacer al otro, dejamos de ser nosotros. ¡Qué horrible se lee ahora que lo escribo!
Ya heridos, lastimados, nos condenamos a repetir el patrón o a emprender la fuga blindándonos para no sentir. A mí se me hizo fácil protegerme con diferentes acciones: saturándome de trabajo, distanciándome de mis afectos, alejándome de círculos positivos, amargándome.
Sobre casarme, no le respondo. Si quiere indagar acerca de mi intención a enamorarme, con gusto se lo aseguro. Agota ser prófugo.
Comentarios