#SentirDesdeElCine: 8 1/2
- Columnista: Ricardo Navarrete
- 3 feb 2017
- 4 Min. de lectura
8 ½
Federico Fellini
Italia-Francia, 1963

¿Alguna vez te has sentido angustiado por ser alguien y ese alguien responda a lo que te definirá toda tu vida? Fellini pone en cuestión esa incógnita existencial en su filme 8 ½ y lo tratará con una delicadeza estéticamente su montaje que funde al espectador en la sensación de las Imagen Visual y Sonora.
Utilizando magistralmente recursos en el movimiento de cámaras como el Dolly Zoom en aquello que quiere destacar como personajes u objetos, seguimientos de cámara y desplazamientos que mantienen al espectador entre una contemplación estética y la sensación de sentirse parte del discurso, parece ser cómplice con el espectador en un momento que probablemente hemos pasado o pasaremos. El cine de Fellini se ubica en el neorrealismo, ya que puede apreciarse la mezcla entre la naturaleza y lo mágico; un mundo que se encuentra entre lo onírico, lo poético y lo imaginario.
Algunos de los recursos que son recurrentes en el filme son las tomas que presenta en tres planos donde presenta el ambiente de las escenas, un viaje entre ambientes que juegan con el tiempo y el espacio, ambientes reales y ambientes ficticios. Los personajes son libres en esos ambientes, salen y entran a cuadro libremente reflejando la visión del director. Las técnicas usadas por Fellini dan la sensación de burla, de una reflexión del cine burlesca; no porque el cine no sea algo importante, sino por esas formas que se han establecido comercialmente y que dejan de lado la experimentación por seguir fórmulas que olvidan la reflexión en este arte.
El filme conduce al espectador mediante la sensaciones, un filme que reflexiona sobre la vida como pocos, y es con Niño Rota (musicalización) con quien logra crear un ambiente que oscila entre la melancolía y la festividad que es representado por el circo. Por ello es que el filme coquetea con el espectador y con la reflexión de su vida. Otra muestra es el vaivén entre mundos que surgen de la realidad hacia el pasado de su infancia con el recuerdo, al futuro en la ensoñación y a la fantasía en la imaginación. Todo este vaivén mezclado sin señales propiciado por la angustia lo compagina entre la niñez y la adultez.
El filme no es conclusivo, deja un suspenso al final manteniendo la angustia, ya que el interés de Felilini no es concluir una historia sino hablar al espectador de él mismo, hacer “películas donde no pasa nada” y que muchas veces conectan más con el espectador, directamente rompiendo la cuarta pared.
Pensemos con el filme. Uno de los temas que se trabaja en el filme es el del amor. No es que se monte una historia de amor, muy por el contrario lo que trata es un tema que imposibilita el amor. Este tema me parece relevante debido a que, en muchas ocasiones, el amor se convierte en consumidor del otro. Hay un riesgo en ese sentimiento, en el momento en el que se pierde la otredad. Cuando uno se enamora de otro, es justamente por su otredad, por su originalidad que genera las sensaciones de ese estado. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, ese otro pierde su otredad por convertirse en lo que el yo quiere que sea esa persona entrando en un periodo de asfixia y exigencias que suelen aniquilar nostálgicamente con ese sentimiento.
Esa es una de las situaciones que angustia a Guido (personaje principal) por el cual se siente presionado en su filme dentro del filme, la relación con su esposa y los sentimientos por lo femenino a lo largo de su vida se ve representado en ese mundo dentro de otro.
El segundo tema que se relaciona con lo anterior y que me parece es el tema central del filme es la angustia existencial de una vida que responde a la sociedad. Guido, un director de cine se encuentra con el problema de querer realizar un filme que hable de sus sensaciones más profundas, pero no encuentra la manera de hacerlo. Su profesión lo define como tal, la gente a su alrededor le exige algo que exceda y sobresalga su trabajo. Esto pasa regularmente cuando respondemos a una sola forma de ser. Seguramente nos hemos encontrado con personas que nos preguntan ¿qué somos? y la respuesta se reduce a una sola: a un oficio, una actividad o estatus que provocan esa angustia de responder a una forma de vida desde esa respuesta.
El cineasta representa cualquier actividad y cada una requieren exigencias sobre ello. La angustia (1) de responder ante ello puede hablarnos más de nosotros mismos que otras preguntas, y que en muchas ocasiones solemos omitir.
Hipotéticamente pensemos que somos inmortales, que a lo que nos dedicamos en este momento le dedicamos 300 años antes de aburrirnos por completo, ¿a qué le dedicaríamos los siguientes 200 años?, ¿y los siguientes?... ¿y los siguientes?
Ahora dejemos la hipótesis de la inmortalidad y regresemos a nuestra finitud, ¿por qué no dedicarle tiempo a eso que tanto nos interesó en la hipótesis y nos encerramos en una sola? Por otro lado, si respondemos a la pregunta de ¿qué somos? con una sola repuesta, estamos olvidando que respondemos a distintos tipos de relaciones sociales: escritor, amigo, padre e hijo, consumidor, espectador; funciones que completan y abren a esa angustia que nos da lo que Fellini expone en este filme: la posibilidad de ocupar la libertad de elegir.

(1) Angustia proviene etimológicamte de la idea de angosto. De ese momento en el que todo se hace angosto
frente a alguna situación particular.
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